La Torre de la Cautiva

La Torre de la Cautiva ha sido objeto de varias denominaciones durante su historia: de las Damas, de la Ladrona y de la Sultana. Pero se le conoce como de la Cautiva desde mitad del siglo XIX, gracias a una leyenda literaria de la época en la que se cuenta que Doña Isabel de Solís (que fue posteriormente la sultana Zoraya) estuvo prisionera en esa torre.

Se construyó a finales del siglo XIII pero fue renovada y rehabilitada para ser vivienda en la primera mitad del XIV (sultanato de Yusuf I). Su exterior es similar al del resto de torres ubicadas en la misma zona, pero el interior sí sobresale por ser una de las decoraciones más destacadas de la Alhambra. Su planta responde a una torre-palacio o Qalahurra, respondiendo su estructura a la de las casas y palacios de la época.

Junto con el Salón de Comares, este interior conserva el programa decorativo más complejo de la Alhambra. Se trata de un poema inscrito en la sala, iniciándose en le ángulo izquierdo de ésta. Dicho poema es clave para comprender este espacio:

“Esta obra ha venido a engalar la Alhambra;
es morada para los pacíficos y los guerreros;
Calahorra que contiene un palacio
¡Dí que es una fortaleza y a la vez mansión para la alegría!
Es un palacio en el cual el esplendor está repartido
entre su techo, su suelo y sus cuatro paredes;
en el estuco y en los azulejos hay maravillas,
pero las labradas maderas de sus techos son aún más extraordinarias…” (trad. de Mª Jesús Rubiera).